[Luarca 0-3 Ceares] La crónica más feliz

El Ceares logra la mayor gesta de su historia al clasificarse para los play-off por el ascenso a Segunda División B tras su victoria en La Veigona ante el Luarca.
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=l2fjGWT-824#t=28[/youtube]
Trigésimo octava crónica que escribo este año, y me enfrenté a la más difícil de todas ellas. Cuesta separar cabeza de corazón cuando llevas siguiendo todo el año a este equipo, cuando sufriste, cuando te alegraste, cuando te atenazaban los nervios. Un equipo que, cuando se clasifica para play-off, todo él lo celebra, jugadores, aficionados, cuerpo técnico, directiva. El Ceares es un club deportivo, uno como pocos ya.
Luarca 0 – 3 Ceares
Luarca: Llopis, Sariego, Torres, Miranda (Orly 57′), Labrado, Cristian, Alonso, Gabri, Adri, Carlos Manuel (Aitor 66′), Pelayo
Ceares: Kike, Fonso, Lozano (Rigo 46´), Borja Noval (Óscar Ruiz 60′), Aitor Cañedo, Juan Carlos, Pichón (Rubo 63′), Pablo Martínez, Jimmy, Pelayo Torre, Borja Argüelles
Goles: 1-0: Pelayo Torre 17′
0-2: Pablo Martínez 21′
0-3: Borja Argüelles 79′
Árbitro: Baniela García. Sin complicaciones. Amonestó a Alonso por los locales y a Kike por los visitantes.
Incidencias: Partido correspondiente a la última jornada de la Liga de Tercera División, disputado en la Veigona ante 400 personas, más de la mitad de ellos seguidores del equipo visitante. En los prolegómenos se guardó un minuto de silencio por la muerte de los niños del CD Monterrubio.
Poca historia deportiva, el Ceares necesitaba un punto, y el Luarca no se jugaba nada. Y normalmente estos partidos se los lleva quién más lo necesita. Gran noticia para el Ceares la vuelta de Pichón, cuajando un enorme partido frente a sus ex.
Empezaba ya fuerte el cuadro de Nacho Cabo. Llegando al área. Los laterales muy arriba y buscando entrar por bandas. Partido muy controlado, no se iba a escapar.
Y llegó Pelayo Torre. Controló el balón y desde veinticinco metros soltó un zambombazo que se cuela por alto. Delirio en la grada. El Ceares casi tenía la clasificación. Poco después, Pablo Martínez cerraba una temporada excepcional al marcar de nuevo. Dispara por abajo y sentenciaba el partido. El trabajo estaba hecho. Setenta tranquilos minutos por delante, por fin teníamos tranquilidad este año.
El primer aproximamiento local no llegó hasta el minuto 30, balón largo al que Kike no llega y se ve forzado a hacer falta. Tarjeta amarilla para el cancerbero visitante.
La segunda parte siguió igual. La gente sólo quería escuchar los tres pitidos que marcan el final del partido. Lozano se quedó sin ovación al ser sustituido en el descanso, pero Borja Noval y Pichón, dos pilares en el vestuario, sí pudieron recibirlas.
Borja Argüelles, otro jugador que ha rendido a un nivel enorme, ponía el broche de oro al batir por arriba a Llopis.
Quedaban diez minutos y el colegiado no pitaba. El tiempo pasaba despacio. Ya se veía a la gente sobre el muro. Suenan los tres pitidos…
Y empezó la fiesta.